INICIO >> ORANTES >> Infancia Misionera 2014: Los niños ayudan a los niños
   
 
Los niños ayudan a los niños
Infancia Misionera 2014
Venga a nosotros tu reino

 

Tu reino en nuestros corazones, Dios mío, y el reino del Evangelio en todo lugar, pero sobre todo en esos lugares donde estamos encargados de anunciarlo.

Pero, ¿cómo lo anunciaremos fructíferamente si no somos santos, si Tú no reinas completamente en nosotros, Señor?

Venga a nosotros tu reino.
Para eso, Señor, actúa en nosotros; rehaz nuestra naturaleza; corrige los errores de nuestra inteligencia y quebranta los extravíos de nuestra voluntad. Haz Señor, que te conozcamos tal como eres, y que queramos sólo lo que Tú quieres.
Hágase tu voluntad.

Palabras recogidas en el Libro: La oración de Mons.Melchor de Marion Bresillac SMA


Como un niño nos ponemos delante de nuestro Padre, a orar. Al igual que ellos puedo pensar “Soy pequeño, soy pobre, qué puedo hacer yo”. El niño misionero, el hombre misionero, piensa siempre en grande, porque sabe que le ayuda la oración.

Somos pequeños, débiles, y desde nuestra flaqueza nos dirigimos a Dios para que nos llene de su amor. El Señor se sirve de las cosas pequeñas para hacer grandes obras: Venga a nosotros tu reino.

Este año la campaña de la Infancia Misionera se centra en los niños como los pequeños grandes colaboradores de la Iglesia. Ellos son el futuro ,lo que siembren en su corazón será lo que dará fruto el día de mañana. Confiando como un niño en su Padre, fiel y sin temor le decimos: Hágase tu voluntad.

Con la vitalidad de un niño ,animados por las palabras del Papa Francisco, no tengamos miedo a equivocarnos y seguir trabajando:

49.(...) prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle,antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: " ¡Dadles vosotros de comer! " (Mc 6,37).

(Evangelii Gaudium 49)

SMA